sáb. Sep 7th, 2024

Cosas del Tony

Por Antonio Sánchez R.

La crisis del agua no ha terminado…, ni tiene para cuando terminar. La bronca es muuuy grande y, al parecer, no existe la capacidad suficiente para ofrecer alguna solución viable, real y efectiva, pues hasta el momento nadie sabe dar datos precisos al respecto.

La larga sequía sufrida por los nuevoleoneses provocó que los niveles de las distintas presas del estado quedaran prácticamente vacías, secas y no se veía nada claro el futuro inmediato, al grado de que la única esperanza se cifraba en que el inicio de la temporada de ciclones trajera algo de agua a Nuevo León.

La esperanza se hizo realidad. La primera depresión tropical que se presentaría fue catalogada como una de las más grandes de la historia e incluso se llegó a exagerar un tanto en la magnitud que alcanzaría a la hora de convertirse en huracán. Como huracán duró pocas horas, pero la cantidad de agua fue enorme: los niveles de las presas crecieron y se aseguró el abasto del vital líquido, al menos, por unos tres años.

Sí, cayó mucha agua, pero… la situación sigue siendo difícil para los nuevoleoneses, en particular para los habitantes de los municipios del área metropolitana de Monterrey. Pareciera una broma de mal gusto o una situación parecida al texto de aquella canción de Facundo Cabral, “Pobrecito mi patrón” en la que dice: “Juan Comodoro, buscando agua, encontró petróleo, pero se murió de sed”.

Hace poco más de una semana, el director de Agua y Drenaje anunciaba la “novedosa” noticia de que el agua estaría saliendo un poco turbia, que tuviéramos cuidado de no beberla. No sé dónde viva ese funcionario estatal, pero alguien debería decirle que en un amplio sector de San Pedro, desde hace más de dos meses  el agua que sale de la llave es de un color medio raro y de un olor terrible, a caño.

Y cuando más entusiasmados estaban por la histórica captación de agua, ¡zaz!, que se “truena” un tramo de cerca de cien metros de tubería del ramal de La Huasteca y se tuvo qué suspender el servicio por varios días. Pocas veces había ocurrido algo así en San Pedro y Santa Catarina. En este último municipio hubo sectores en el que estuvieron casi una semana sin el vital líquido.

La reparación del daño va a tardar, nadie sabe cuánto, pero ya se dijo que será un largo tiempo, en el que seguiremos sufriendo con el desabasto parcial de agua. Sí, parcial, porque y se dijo que habrá agua, pero sólo por algunas horas. Y ni se e ocurra beber el agua que nos van a mandar, porque ya lo dijo el “señor de las aguas”: no es apta para el consumo humano.

La ruptura del tramo de tubería, que ya se está reponiendo, no fue un daño que surgió de la noche a la mañana. Esa tubería se estaba deteriorando y nadie tuvo la precaución de estar al pendiente, esto es, no hubo el mantenimiento correspondiente, la supervisión suficiente para detectar las fallas que, al final de cuentas, terminaron por provocar lo que ya sabemos.

Insisto, no hay para cuándo termine el martirio para los nuevoleoneses. La crisis del agua, aún con las presas llenas, es recurrente. Una paradoja muy singular en la que estamos sumergidos es esta en la que no hay datos, nadie sabe, nadie supo y nadie sabrá a ciencia cierta cuándo demonios terminará. Hay quienes aseguran que esto será, no de semanas, sino de meses.

Pero, en este gobierno fallido, en el que un joven gobernador inexperto juega a ejercer el poder de una manera integral, todo puede suceder y les juro que en estos momentos, está más preocupado por el rumbo que podría tomar el caso de “Marianis” que el abasto suficiente de agua potable, limpia y pura para los ciudadanos de Nuevo León.

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