Raúl Guajardo Cantú
En una de nuestras anteriores colaboraciones señalamos que el futuro económico de Nuevo León podría ser uno de los más brillantes del país gracias a la instalación de plantas de diversa índole y ramo productivo, entre otras razones porque aquí existe una tradición empresarial, una formación de capital humano y porque la mayoría de los políticos entienden que gracias a las empresas los nuevoleoneses podemos vivir mejor. Lo anterior, aunado a nuestra ubicación geográfica, hace que nuestro estado sea apetecible para las inversiones extranjeras.
Cuando hicimos tal comentario aún no había sucedido el atentado que realizara un joven norteamericano en contra del expresidente, y hoy candidato a la presidencia por el partido republicano, Donald Trump y este hecho pudiera resultar en un alto impacto para el estado por lo que a nuestra economía se refiere, tanto como el nombramiento de JD Vance al puesto de vicepresidente cuya retórica es todavía más extrema que la del candidato presidencial.
Ambas figuras políticas han señalado que endurecerán sus políticas en la llamada “Guerra Comercial con China”, lo cual podría impactar las inversiones que por ahora llegan a nuestro estado.
Y es que aunque los grandes anuncios como Tesla, las nuevas inversiones de Kia y otras empresas de ese tipo, la realidad es que en Nuevo León se han instalado una serie de empresas cuyos capitales originales provienen de China, son empresas medianas que se dedican a producir muchas piezas para la industria automotriz, pero también a generar otro tipo de productos de consumo que se exportan a EU.
Si Trump hace efectivas sus amenazas de crear aranceles para los productos que tengan su origen en capital chino, quizá no solo nuestro estado, sino todo el país deje de resultar atractivo para la relocalización y los capitales ya instalados aquí, abandonen el lugar.
Ante este escenario tan negativo, quizá los gobiernos estatales y municipales, así como el Congreso local deberían estar desde ya, generando estrategias conjuntas para analizar la forma en que se enfrentará esta problemática para evitar que, en caso de que realmente se presente, nos tome desprevenidos.
Consideramos que es momento de que partidos y gobiernos hagan a un lado sus rencillas y pongan por delante el interés del estado, de sus ciudadanos y no los suyos. Sabemos que parece como pedir peras al olmo, sin embargo, consideramos que casi como un reflejo de supervivencia, los políticos deberían entender que, en caso de que nuestro estado deje de crecer económicamente ello se traduciría en presiones de carácter político que se reflejarían en las elecciones.
Además, recordemos que el actual crecimiento poblacional de Nuevo León se debe a la migración, ya que aquí se generan los empleos que en otras entidades no son posibles y, en caso de que dejen de producirse, se generarán problemas sociales que hoy nos son desconocidos.
Por lo pronto, esperemos que los políticos razonen con el cerebro y no con el hígado… por el bien de todos.