mar. Sep 10th, 2024


Raúl Guajardo Cantú
Según los trascendidos acerca de las reuniones que la futura presidenta Claudia Sheinbaum está teniendo con los gobernadores de los estados, está fijando la postura de que solo se apoyará una obra emblemática por cada entidad federativa, de preferencia en el rubro hidráulico.
De esos trascendidos se desprende la posibilidad de que el proyecto entonces llamado Monterrey VI que traería agua desde el Pánuco, vuelva a estar entre las posibles obras a realizar durante lo que resta del sexenio de Samuel y los primeros años del de Sheinbaum.
De ser ciertos estos rumores, nos encontraríamos con una obra de grandes dimensiones que aportaría el equivalente a todo lo que las presas del estado aportan al suministro de agua potable para el área metropolitana de Monterrey, con la diferencia de que el suministro no estaría sujeto a los fenómenos de sequía que afectan la región y, además, ofrecería también agua para Tamaulipas y San Luis Potosí.
Como seguramente recordarán nuestros lectores, casi al final del sexenio de Rodrigo Medina, el presidente Peña Nieto impulsó la obra en cuestión, a la cual se opusieron grupos de los llamados “poderes fácticos” de la entidad aduciendo una serie de problemas, la mayoría de carácter económico.
Se dijo en su momento que la obra sería demasiado cara, que habría corrupción, que las empresas constructoras eran las favoritas del gobierno federal y, en fin, una serie de situaciones que hicieron que el acueducto no se construyera. Hace dos años nos dimos cuenta de algo que ya se veía venir por ese entonces dada la sequía que se presentaba en la región sur de Estados Unidos que ocasionó incluso una “guerra por el agua” entre California y Nevada: no hay agua más cara que aquella que no se tiene.
El área metropolitana de Monterrey vivió en carne propia y con todo el rigor, el racionamiento de agua precisamente porque las fuentes con las que actualmente se cuenta en la entidad, no contaban con el líquido suficiente para surtir lo que los casi seis millones de habitantes requerimos diariamente.
Durante la crisis, ninguno de quienes se opusieron a la construcción de Monterrey VI salieron a dar la cara y a defender su oposición al proyecto que en ese momento se mostró tan necesario, simplemente culparon al gobierno anterior y al actual.
Esperemos que, por el bien de los ciudadanos de la entidad, en esta ocasión, en caso de que realmente la federación decida apoyar el proyecto, no vayan a salir con argumentos similares para evitar la construcción de un acueducto tan necesario no solo para el consumo humano, sino para impulsar el crecimiento económico de Nuevo León.
Es cierto que es apenas un rumor el que se está esparciendo, pero desde ya conviene que todos recordemos cómo nos encontrábamos hace apenas dos años, muchos de nosotros vagando de plaza en plaza buscando agua solo para cubrir las necesidades más básicas.
Si además de esta obra se logra construir la segunda rompe picos, mucho se ganaría en la prevención de desastres como los ocasionados por la reciente tormenta tropical Alberto.
No se trata de apoyar a un gobernante, sino de atender las necesidades de todos nosotros.
Debemos estar atentos.

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