Cuando las personas te piden que no metas a Dios en la conversación, creen que están sacando un sistema de reglas y acusaciones, pero lo que en realidad están quitando de la conversación es el AMOR.

He tenido conversaciones dónde me piden evaluar imparcialmente (refiriéndose a que no les hable de Dios) un asunto y basándonos únicamente en la ley, ésta te acorrala de tal manera que siempre fallas, y no solo te culpabiliza y te hace sentir imperfecto.

Cuando Dios está en lo que dices y haces, no solo está en las palabras, también está en el trato y en el ambiente.

Dios hace que a pesar de que las reglas y leyes te culpabilizan, El asume las consecuencias y te da la libertad, a pesar de los errores; cuando éstas leyes te hacen sentir imperfecto porque no avanzas, Dios te dice, no temas, yo estoy contigo, yo te ayudo!

Cuando pides que no metas a Dios en “esto” estás pidiendo que el amor no influya en ti.

Dios nos ha hecho ministros, no de justicia, sino de amor, eso hacemos cuando hablamos de Dios, hablarte de que a pesar de que la ley te condena, y te hace imperfecto, Dios toma esa ley y paga las consecuencias en tu lugar, para que seas libre de la condenación, y aunque te sientas imperfecto, El se perfecciona en tu debilidad y te hace vivir, no solo como libre, sino como un hijo amado.

Ese es el nuevo pacto, el que recibimos cuando por fe aceptamos a Jesús como nuestro Señor y Salvador.

Y tú quieres vivir con o sin Dios (amor)?

Yo he descubierto que si no tengo amor (a Dios), nada soy.

Nos hizo ministros competentes de un nuevo pacto, no de la letra, sino del espíritu; porque la letra mata, mas el espíritu vivifica.

 ¿Cree esto? Hable con Dios, lea la Biblia y descúbralo.  Solo la Verdad nos hará verdaderamente libres.

2 Corintios 3:6

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