Raúl Guajardo Cantú
En nuestros más recientes artículos hemos comentado la forma en que los partidos se están peleando entre sí sin poner atención a sus obligaciones para con los ciudadanos, pretenden cuidar sus parcelas de poder, sin entender lo que está sucediendo en su alrededor.
No solo en México, sino en el mundo entero, los partidos tradicionales están siendo desplazados por nuevas tendencias políticas, por partidos o personas que de una u otra forma se alzan como representantes de aquellos segmentos de la población que se sienten relegados por los politicos.
Nuevo León no es la excepción, apenas el martes anterior en nuestro artículo comentamos como unos y otros partidos parecen seguir la frase del expresidente Salinas, aquella de “Ni los veo, ni los oigo” y el congreso local nos da la razón y se disputan el quién va a mandar y en dónde va a hacerlo.
Los diputados locales del estado pelean, día tras día, para seguir con su batalla de trincheras y alcanzar otro pedacito de poder, sin darse cuenta de que al trabajar de ese modo le abren la puerta a otras opciones que están capitalizando en todo el país el descontento de los ciudadanos ante la falta de empatía de los otros partidos. Si no reaccionan, seguramente en tres años estarán entregando todo el poder a tales opciones. Pero allá ellos, aunque el problema es que las consecuencias las pagamos todos.
A nosotros los ciudadanos nos queda exigir que cumplan con sus obligaciones, tanto los diputados como el resto de los funcionarios públicos, por ejemplo, después de la gran sequía que vivimos y que obligó al racionamiento del agua en el área metropolitana de Monterrey, hoy no se está hablando de mejorar la infraestructura hidráulica del estado, asi como tampoco se hizo nada durante el tiempo en que no teníamos el vital líquido y hoy estamos dejándolo ir por los cauces fluviales porque no tenernos dónde almacenar más.
O qué decir de movilidad que hoy tenemos y de la falta de camiones debida a la visión de políticos cortoplacistas que solo piensan en la siguiente elección y luego, de la noche a la mañana se mandan un aumento en las tarifas del 25%.
Precisamente por este tipo de acciones, es que la gente se siente no solo ofendida, sino con deseos de poner a los políticos en su lugar y lo hace votando por otras opciones.
En lugar de trabajar para cuidar sus pequeños cotos de poder, los políticos deberían trabajar para el bien de los ciudadanos a los que se supone que sirven.
Al final, las consecuencias de este tipo de actitudes y acciones, como lo dijimos más arriba, acabamos pagándolas todos, si no lo creen, volteen a ver el ámbito nacional y no digamos el mundial, para que se den cuenta de hacia a dónde nos están conduciendo.
La verdad, ni cómo ayudarles.