jue. Oct 3rd, 2024


Charlas de taberna
Marcos H. Valerio

Verónica Liliana, artista callejera, habla con pasión sobre su trabajo: “Me fascina y me enloquece lo que hago, porque es cuando realmente soy yo”. Se autodefine como exhibicionista, no por su vestimenta, sino porque, según dice, “exhibe su persona” en cada actuación.

Su camino no ha sido fácil. Tras dejar el circo, como madre soltera, tuvo que encontrar una forma de llevar sustento a su hogar. Decidió presentarse en los cruceros que dividen el municipio de Ecatepec, Estado de México, y la alcaldía de Gustavo A. Madero en la Ciudad de México.

En estos lugares, entre el caos del tráfico, ha encontrado su escenario y su público.

“Me gusta escuchar a la gente aplaudir y gritar que lo hago bien. Eso me motiva como persona”, comenta, mientras lanza aros al aire y los maneja con destreza. Algunos automovilistas la describen como “exótica” o incluso “sensual”, pero para ella, esos comentarios no son lo importante.

Lo que realmente cuenta es que las propinas que recibe del “público conocedor”, como lo llama, le permiten mantenerse y seguir adelante.

No todo es aprobación. Algunas mujeres, al verla actuar, murmuran que “si estuviera más vestida, sería mejor”, mientras otras piden a sus esposos que le den “unas monedas a la güera”. Verónica, sin embargo, no se deja influenciar por las críticas.

“Desde pequeña he tenido que lidiar con la gente para ganarme unos pesos”, dice con orgullo. Ese mismo entorno difícil fue el que la enseñó a ser fuerte y a seguir sus deseos con carácter y decisión.

Para Verónica, cada día en el crucero es un acto de valentía y autenticidad. A pesar de las dificultades, sigue persiguiendo su pasión, y eso es lo que la mantiene en pie.

Por Admin

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