Por Gerardo De la Garza Vargas
¡¡¡Qué ondóoooon carnalitos!!! Ya estamos en la única, la mejor y la más prendida estación de radio por internet de tooodo este planeta y áreas conurbadas, mi nombre es Héctor Bonifacio Echaverría Cervantes De la Cruz Rojas con la mejor música de principios y finales del siglo veinte, de esos tiempos cuando el DF era una caótica ciudad con millones de personas rockeando como una sola… vamos a dejarlos con esta canción de Café Tacuba, con su pasón musical y sónico de “La 13”… ¡¡¡Tréeeeepenle al volúuumen!!!
Héctor Bonifacio Echaverría Cervantes De la Cruz Rojas quería mucho a su abuelo, tenía 25 cuando él murió. El señor siempre fue un melómano que escuchaba casi de todo tipo de música, solo uno no escuchaba ni de broma: El reggaetón, mismo que fue prohibido de todo el continente americano después de la Convención de Antioquía posterior a la “Masacre del Reggaetón” de Cotopaxi, Ecuador del 2029.
El abuelo nació en la ciudad de México y se mudó tres décadas más tarde al norte, a Monterrey, en busca de mejores oportunidades de trabajo. Recordarlo lo distrajo de haber hecho la disolvencia en off para entrar a la fila de 25 CoVis que incitaba a la gente a comprar papitas deshidratadas “¡Sabritas… mismo sabor mucho más seco!”, refrescos embotellados “Coca-Cola, la chispa de la vida de la tierra a todo el universo y más allá”, camionetas mecatrónicas Ford “Nacidas Ford… ¡Nacidas con suerte!”.
Héctor Bonifacio Echaverría Cervantes De la Cruz Rojas, el locutor virtual nocturno de XTH: La Voz del Tepache puso el InfoVir de 10 minutos de la más reciente sucursal de “El Pollo Loco” en Orange Walk, Belice, recordar tiempos lejanos de cuando todavía existía México como nación.
“Mis estimados aquí les va este tesorito musical que me encontré hace unos días en un cassette… ¿Alguien que me está escuchando alguna vez llegó a usar uno de esos? Eran como unas cajitas de plástico del tamaño de iPods que dentro tenían cinta ¿no? Sí algún arqueólogo cultural nos está oyendo que nos hable para explicarnos cómo funcionaban. ¡Eso estaría chingóoon!”
El año es 2071 y la llamada “diáspora mexicana”, que inició décadas atrás con la 4T iniciada por Andrés Manuel López Obrador en el 2018 y que se agudizó con la crisis de la Reforma al poder Judicial que iniciara el mandato de Claudia Sheinbaum, esta crisis llegó a su punto culminante en el 2025, cuando el gobierno decidió ponerle impuesto al catolicismo en un intento desesperado de inyectarle capital a la economía, haciendo que miles de católicos tomaran a sangre y fuego La Villa, robaran la imagen de la Virgen de Guadalupe y la adoptaran como estandarte , colocándose ante Palacio Nacional cantando “La Guadalupana” guiados por un enloquecido Cardenal Norberto Rivera, quien se sintió el “Miguel Hidalgo de la era digital” según declaraciones que hiciera a los noticieros.
Como Estados Unidos seguía con su política aislacionista y ya no aceptaba a ningún migrante latinoamericano después de los disturbios raciales de 2026 de San Antonio, la raza de bronce dirigió sus esperanzas al sur y el oeste. Millones de mexicanos se apostaron en suburbios de ciudades tan lejanas como San José, Panamá, Cuzco o Valparaíso.
En esto pensaba Héctor Bonifacio Echeverría Cervantes De la Cruz Rojas cuando se dio cuenta de que el InfoVir había terminado por lo que decidió lanzar una canción clásica de los Rolling Stones para recordar su épico “Last Ever Tour Swear to God” del 2028 en el cual Mick Jagger se partió toda la madre por un salto mal calculado cayendo de una tarima de 30 m. de alto, por lo que tuvieron que construirle un cuerpo cibernético para poder cumplir con las últimas fechas.
¡¡¡A verrrrr hijos de chilangolandiaaaaaa!!! Aquí va este gran clásico de sus Satánicas Majestades los “Rooooling Stooooouuuuuuuns” para recordar a una de las grandes bandas que nos diera la tierra de los fish n´chips… ¡¡¡Métanle cuarta hijos de la Alamedaaaa!!!
Mientras escuchaba la canción Paint It Black y veía el holograma de Jagger cuando todavía era un ser humano y recordó a su abuelo que siempre decía, como un mantra que lo protegía de la chochez, afirmando que él fue de los privilegiados en asistir al último concierto de sus legendarias satánicas majestades que dieran en México en el Teatro Metropolitan poco antes de su destrucción por una horda de partidarios de Morena que asolaron y destrozaron el centro de la ciudad por ser “demasiado neoliberal y clasista”.
Después de los eternos CoVis, Dante decidió en honor del abuelo poner una canción de la banda de rock mexicano Los Caifanes, su favorita para cuando les contaba anécdotas de su vida en el México antiguo y violento a sus nietos en las ardientes noches invernales alrededor del cubo de aire reciclado. Mientras se zumbaba unas cervezas, el muy cabrón les contaba a su hermano y a él cuando pasaba por Avenida Constitución y veía los cadáveres sangrantes colgados de los puentes peatonales, cuando tenía que evadir los narcobloqueos que aparecían de la ciudad a lo largo de toda la Sultana del Norte por arte de magia como si fuera un juego de video hiperviolento pero su narración favorita era cuando les relataba con lujo de detalles el incendio del Casino Royale… pinche viejillo, si viviera ahorita tendría 100 años.
¡¡¡Acá namás disfrutando la mejor música de finales de siglo e inicio de milenio! Ahora les tenemos este clasicaaaaazo de ese grupo legendario que encabezara Saúl Hernández que encontró un lugar muy especial en la memoria colectiva de Mexicalpan de las Tunas de nuestros amores y aquí, aquí, aquí vaaaaaaa!!!
Después de disfrutar “La Célula Que Explota” empezó a editar el Programa Especial del Partido Acción Nacional en el Exilio o PANE para apoyar a los migrantes mexicanos de las colonias de Mindanao mientras recordaba la vez que el abuelo le contó cuando en un día hubo ocho narcobloqueos en Monterrey y de plano se estacionó en una esquina del centro para esperar a que pasaran, escuchando toda la discografía de Los Caifanes por 4 veces seguidas.
Héctor Bonifacio Echeverría Cervantes De la Cruz Rojas recibió una llamada en el del WiPhone instalado en su oreja izquierda, era una chica que pedía se le complaciera con la canción de “Maldito” de Jessy Bulbo. Como se le oía la voz entrecortada pensó que había terminado con su novio así que después de decirle que sería la siguiente canción que pondría, le musitó un “suerte” como despedida. Siempre sintió debilidad por las damiselas…
El abuelo decía que fueron días muy difíciles en Monterrey por lo que vivió como freelance de varias agencias de publicidad propiedad de arrogantes hipsters, escribiendo sobre productos como refrescos orgánicos embotellados, comida vegana para perro y cremas ecológicas para retardar el envejecimiento aunque también se dio tiempo para escribir sobre lo que en realidad le gustaba como reseñas de libros, cine y videojuegos. A pesar de que comió gracias a las agencias, su alma se nutrió de sus escarceos con la cultura pop.
Es extraño recordar a México ahora que ya no existe como país. Gracias al éxodo masivo de sus habitantes, el territorio fue ocupado por Estados Unidos, Japón y el Reino Unido de Australia. La nación ya no existe pero la cultura continúa viva en España extendiéndose en colonias de lugares tan remotos como Vladivostok, Sudáfrica o Kyoto. El abuelo fue uno de los últimos en irse, resistiéndose a la idea de dejar la tierra que lo vio nacer, aunque suene a cliché.
Eso sí, Frida Kahlo se convirtió en el máximo símbolo de la cultura mexicana, superando incluso al águila devorando a la serpiente en el nopal, recordándole que tenía que terminar de editar el InfoVir sobre la campaña de votación la nueva imagen que había creado el gobierno mexicano en exilio de Barcelona en donde le habían puesto el manto celeste de la Virgen de Guadalupe con los brazos haciendo la señal del futbolista Cuauhtémoc Blanco.
En definitiva lo extrañaba mucho al abuelo y tocó la memoria USB que tenía colgada al cuello, esperando que ahora sí pudiera conseguir el armazón mecatrónico Cymek X-900 de amazon.com con todos sus ahorros de locutor de la estación XHT-ZOOMA Radio Moctezooma (The greatest mexican music in all the down under, mate!) de Brisbane, Reino Unido de Australia para poder descargar el alma del abuelo en él para que así le pudiera contar muchas más de sus interesantes anécdotas, relatos que, para él, era una de las pocas cosas que todavía valía la pena…