mar. Dic 10th, 2024

Por Gerardo Guerrero

Las elecciones presidenciales de Estados Unidos afectan no sólo a los ciudadanos de ese país, también tienen profundas repercusiones para los latinos, en especial para los mexicanos. Este próximo ciclo electoral, donde se proyecta una contienda entre Donald Trump y Kamala Harris, es crucial en temas de migración, economía, derechos humanos y relaciones bilaterales. Enfrentamos a dos figuras políticas de perfiles y estilos notablemente distintos, lo que nos lleva a preguntarnos: ¿Quién representa una opción menos perjudicial para los latinos en Estados Unidos y para México?

Para responder, es necesario analizar los enfoques de cada candidato, considerando su impacto en cuatro áreas clave: política migratoria, relación bilateral entre México y Estados Unidos, políticas económicas y derechos civiles. Este artículo examina cada uno de estos aspectos de manera detallada, para ofrecer una visión informada y meticulosa de lo que cada posible presidencia podría representar para los intereses de los latinos y los mexicanos en particular.

Política migratoria: Un pasado de tolerancia cero y la búsqueda de un cambio estructural

La mano dura de Trump: Separación familiar y murallas físicas y legales

Durante su administración, Trump adoptó un enfoque restrictivo, implementando políticas que buscaban desincentivar la migración irregular. Su “política de tolerancia cero” implicaba la detención de cualquier persona que cruzara la frontera sin documentación, resultando en la separación de familias en la frontera como parte de una estrategia diseñada para disuadir a otros migrantes. Niños separados de sus padres fueron llevados a centros de detención temporal, generando una crisis humanitaria y una oleada de críticas tanto dentro como fuera de EE. UU. En numerosos casos, los niños permanecieron en condiciones precarias y sin acceso adecuado a servicios médicos, psicológicos o educativos.

Trump también impulsó la construcción de un muro fronterizo con México, símbolo de su postura de control rígido, y firmó acuerdos con países centroamericanos, denominados “Acuerdos de Tercer País Seguro”. Bajo estos acuerdos, los solicitantes de asilo debían permanecer en México mientras se tramitaban sus casos en Estados Unidos. En lugar de recibir la atención necesaria, muchos de estos migrantes permanecieron en campamentos improvisados y en condiciones inhumanas, lo cual causó gran controversia y generó un aumento en el número de personas atrapadas en el limbo legal.

Harris y una política migratoria de abordaje regional

Como vicepresidenta, Kamala Harris ha trabajado en un enfoque que, aunque enfrenta críticas, busca reducir las causas estructurales de la migración forzada. Su política apuesta a la inversión en países de origen de los migrantes, particularmente Guatemala, El Salvador y Honduras, mediante el impulso a programas económicos y sociales en estos países. Sin embargo, el avance de estos proyectos ha sido lento y los resultados, hasta ahora, limitados.

Una de las estrategias de Harris ha sido la de cooperar con gobiernos de la región para mejorar la estabilidad y seguridad, y aunque la administración Biden-Harris ha continuado ciertas políticas de la administración anterior en cuanto al procesamiento de asilo, su enfoque menos punitivo y más estructural plantea la esperanza de una migración más regulada y menos traumática para las familias.

Relaciones bilaterales entre México y Estados Unidos: Entre la tensión y la cooperación

Trump y el comercio: T-MEC y las amenazas de aranceles

Durante su presidencia, Trump mantuvo una relación compleja con México. Por un lado, su amenaza de imponer aranceles de hasta el 25% a productos mexicanos fue una estrategia de presión que obligó a México a endurecer su control migratorio, sobre todo en la frontera sur con Guatemala. A pesar de esta dinámica tensa, durante la presidencia de Trump se firmó el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), una actualización del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) que trajo algunos beneficios económicos en términos de inversiones y empleos.

No obstante, la relación siempre estuvo bajo la sombra de la amenaza arancelaria, lo que generó incertidumbre en los sectores comerciales de ambos países. Las empresas y el sector manufacturero en México se vieron en una constante situación de ajuste, ya que el tono de Trump oscilaba entre la cooperación económica y la coerción política. México se vio presionado a implementar medidas migratorias estrictas, y a cambio logró conservar su acceso al mercado estadounidense bajo los términos del T-MEC.

Harris y el enfoque cooperativo: Un desarrollo bilateral sostenido

En el caso de Harris, la relación bilateral apunta hacia una visión menos coercitiva y más colaborativa. Harris ha trabajado con el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, en temas de cooperación para el desarrollo y programas de inversión en Centroamérica, bajo la premisa de que una mayor estabilidad regional disminuiría los flujos migratorios. Aunque la administración Biden-Harris continúa con ciertos controles en la frontera, su enfoque parece ser menos agresivo y más orientado a la creación de oportunidades en la región, buscando reducir la dependencia migratoria.

Para México, este enfoque representa una oportunidad para consolidar un esquema de cooperación menos agresivo y con mayor estabilidad económica. El programa de desarrollo económico que impulsa Harris podría ser fundamental en la construcción de una relación de mayor balance entre ambos países, que permita el crecimiento de ambos sin las amenazas de políticas unilaterales que afecten a las economías mexicanas y centroamericanas.

Economía y empleo: Impactos en el comercio regional y en el mercado laboral para latinos

Trump y el nacionalismo económico: Protección a la industria local

En cuanto a políticas económicas, Trump adoptó una postura proteccionista y nacionalista, orientada a fortalecer las industrias y empresas estadounidenses, buscando reducir el déficit comercial y reubicar cadenas de suministro. Esta política de corte proteccionista, si bien favoreció a sectores productivos locales en EE. UU., tuvo un impacto mixto en la economía mexicana. Si bien el T-MEC permitió que México siguiera siendo un socio económico relevante, las amenazas de Trump hacia empresas que deslocalizaban empleos o manufactura fuera de EE. UU. añadieron un factor de incertidumbre.

Las políticas de Trump también incluyeron una reducción de impuestos para las grandes empresas, impulsando la inversión privada en el corto plazo pero con consecuencias a largo plazo para el déficit fiscal. En este sentido, aunque la economía creció, el empleo en sectores dependientes del comercio exterior se mantuvo inestable. El enfoque proteccionista benefició a sectores como el automotriz, donde México tiene una participación importante, aunque con el riesgo constante de la imposición de aranceles.

Harris: Redistribución económica y colaboración para el desarrollo

En cambio, Harris y la administración Biden han implementado una política económica de enfoque redistributivo, orientada a fortalecer a la clase media y baja mediante la creación de empleos en sectores como infraestructura, innovación y energías renovables. Estas políticas también buscan una menor dependencia de sectores intensivos en emisiones de carbono, lo cual podría traer beneficios a México, dado el crecimiento de la colaboración en energías renovables.

Para los mexicanos y latinos, esta postura representa una estabilidad mayor en términos de comercio e inversión, con oportunidades de colaboración en el desarrollo de nuevas industrias. Además, la posibilidad de acceder a empleos de calidad y con beneficios laborales plantea una ventaja para los latinos en EE. UU., quienes históricamente han sido uno de los sectores más vulnerables en términos de empleo y acceso a beneficios sociales.

Derechos humanos y civiles: La diversidad y la inclusión en el contexto político

Trump y el aumento de la polarización

Durante el mandato de Trump, se registró un aumento en los incidentes de discriminación y crímenes de odio en EE. UU., lo cual ha sido atribuido a su retórica hostil hacia minorías y migrantes. La polarización racial y étnica en el país se intensificó, generando divisiones internas y un sentimiento de inseguridad entre comunidades inmigrantes, especialmente los latinos. La retórica de Trump en eventos públicos y redes sociales exacerbó una visión de los inmigrantes como amenazas a la seguridad, generando tensiones que afectaron a las comunidades de latinos y mexicanos en Estados Unidos.

Harris y el respaldo a la diversidad y derechos civiles

Kamala Harris, una de las primeras mujeres afroamericana y asiática en ocupar un puesto de tan alto nivel, representa una administración enfocada en la inclusión y el respeto a los derechos civiles. Su experiencia personal y profesional ha sido fundamental en impulsar políticas más inclusivas y orientadas a la lucha contra la discriminación. Para la comunidad latina en EE. UU., esto representa una administración más cercana y consciente de sus necesidades y una política menos conflictiva y más enfocada en la reducción de desigualdades.

Conclusión: ¿Qué implicaría una victoria de Trump o Harris para los latinos y mexicanos?

La contienda entre Trump y Harris no es sólo una elección para los estadounidenses. La comunidad latina y los mexicanos en particular se verán profundamente afectados por cualquiera de las dos administraciones. Trump representa una continuidad en políticas de inmigración restrictivas y un enfoque proteccionista en lo económico, que podría dificultar la estabilidad económica y social para los latinos en EE. UU. y en México. Harris, por otro lado, aboga por una colaboración económica más estable, un enfoque de desarrollo regional y un respeto a la diversidad

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