De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
Seis muertos y 10 heridos es el saldo de una masacre en una discoteca de Villahermosa que deja muestras de la ola de violencia que inunda a esa antes plácida entidad del sureste.
La impunidad con la que un comando armado entra a uno de los antros más concurridos de la capital del estado deja muestra de la condición de indefensión que tienen los habitantes de esa población, cada vez más contaminada con eventos violentos que por su frecuencia ponen un grito de alarma.
Pero no es solamente Villahermosa donde los
Delincuentes se manifiestan libremente, sin pudor alguno, ya que en Jalapa, otro municipio cercano a Villahermosa, un comando armado entró a una boda en el casino municipal y asesinó a una persona y dejó dos heridos.
Ante esta situación de fin de semana vale la pena revivir la pregunta que recientemente hizo el gobernador ¿Quién controla el crimen organizado en Tabasco? De acuerdo con el actual gobernador Javier May, todos en Tabasco lo saben y cuestionó a la prensa obteniendo respuesta inmediata sobre el exsecretario de Seguridad del estado, Hernán Bermúdez Requena.
Titular de la secretaría de Seguridad durante cinco años, en los consecutivos gobiernos de Adán Augusto López y Carlos M. Merino, Bermúdez fue obligado a renunciar a principios de 2024, cuando la violencia y los robos se intensificaron en Tabasco.
El mencionado Bermúdez Requena es un personaje sumamente cercano al hoy coordinador de los senadores de MORENA, con quien estableció una relación personal desde los tiempos en que Adán fue subsecretario estatal de Gobierno en el período del priista Manuel Gurría Ordóñez.
Por eso la alusión se hizo hacia el exsecretario de Gobernación, quien fungió como gobernador de Tabasco por tres años y dejo encargado del mismo a su eterno suplente en todos los cargos por lo que ha deambulado López Hernández, Carlos M. Merino.
La referencia del gobernador May se inscribe dentro de la pugna que hay por el control político del estado entre los dos personajes, catalogados como adversarios, donde May gobernador en turno busca alejar todo aquello que huela a Adán Augusto y revisa cada expediente de la administración pasada, para encontrar ilícitos de cualquier tipo.
Y mientras la pugna entre los dos tabasqueños se acrecienta, la violencia e inseguridad se aposenta en una entidad que se encontraba lejos de la peligrosidad de otras regiones.
Es cierto que en Tabasco los grupos delincuenciales se hicieron manifiestos en el gobierno del hoy senador e hicieron sentir su presencia, mediante crímenes de todo tipo, robos, asaltos, asesinatos, quema de vehículos, etc.
Tabasco pasó de ser una zona pacífica para mantener altos índices de violencia. Dos ciudades, Cárdenas y Huimanguillo, eran los dos municipios detectados con violencia, pero esta se viralizó de forma manifiesta hacia la capital del estado, Villahermosa.
Un grupo conocido como “la Barredora” dejó sentir su influencia y poco a poco desplazó a los integrantes del Cártel Jalisco Nueva Generación que tiene presencia en algunas poblaciones menores.
Ese grupo es al que ahora se señala controla la delincuencia organizada y el exsecretario de Seguridad Pública resaltado por el gobernador Javier May como la cabeza principal, aunque no descarta la protección que le daban los anteriores gobernadores.
El crecimiento de la violencia e inseguridad en Tabasco se viene dando desde hace algunos años, sin que la autoridad considerara alguna atención prioritaria, con todo y que crecen los delitos, sin que se atienda las necesidades de la población.
En cuestión de seguridad queda claro que el gobierno se encuentra sumamente rebasado.