El sucesor de Salomón se enfrentó a una cuestión cuando ascendió al trono: el pueblo le pedía que disminuyera los impuestos que su padre les había gravado.

Éste pidió consejo a los ancianos quienes le recordaron algo que Jesús le enseñaría a sus discípulos muchos años después, que quien quiera ser el mayor tiene que ser siervo de todos.

El rey Roboam pidió una segunda opinión a los jóvenes que se habían criado con él y les escuchó, respondiendo ásperamente al pueblo y agravando aún más su yugo.

La gloria de los jóvenes es su fuerza; las canas de la experiencia son el esplendor de los ancianos, dice el Proverbio, y por causa de un consejo equivocado, el pueblo se desentendió de su gobernante y la nación compuesta por 12 turbus de familias se dividió en dos reinos: en el norte 10 tribus y en el sur, el rey Roboam sólo se quedó con 2.

El servicio tanto público como  privado no es para ejercer el poder sino la responsabilidad, desde el más alto de los gobernantes hasta el más humilde padre de familia se debe recordar que el liderazgo es para servir, no para ser servido.

Para muestra, el Rey de reyes que dejó el trono para habitar y servir entre nosotros hasta dar su vida a cambio de la nuestra en la cruz y volverla a tomar de la muerte para darnos una nueva oportunidad.

¿Crees esto? Habla con Dios, lee la Biblia y descúbrelo.  Solo la Verdad te hará verdaderamente libre.

1 Rey. 12 | Pr. 20:29 | Mt. 20:26

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