Por CUBA Libre
El PRI y el PAN, son de esa clase de matrimonios que viven un tórrido romance, derraman miel; nacieron con poca diferencia de años, son casi de la misma edad.
En cuatro décadas de amasiato han tenido de todo, desde una hermosa luna de miel hasta los golpes, las agresiones, las traiciones. Aunque son como el agua y el aceite, en el fondo son iguales y pronto olvidan sus rencillas y vuelven al cálido romance.
Sucios como son, se han prostituido y hasta engañado; sus amoríos con otros partidos han sido publicitados. Poco les importa el decoro y la honra. Son el PRIAN, el matrimonio perfecto de la desfachatez.
Inmersos en esa tóxica relación que ha tenido daños colaterales para el pueblo, ahora vislumbran la posibilidad de ofrecer a la priista Clara Luz Flores, que sea la abanderada panista al Gobierno de Nuevo León.
Nos hicieron creer que eran enemigos, pero luego entre familias se pasaron el poder: prueba de ello Benjamín Clariond, priista y Fernando Canales el primo panista. Así como ese ejemplo hay muchos.
Por ello no es descabellado pensar en esa candidatura de hermanos de secta, que, sin duda alguna, muestra una vez más la voracidad por el poder que perdieron y que seguramente volverían a salir derrotados.
Son tan cínicos que hasta preparan terreno para en caso de ser necesario, brincar a MORENA la esperanza.
El pueblo los reprobó, los repudia y en MORENA no hay cupo para ellos. Pobres esperanzados, atrevance y verán, más les vale