Raúl Guajardo Cantú
Apenas la semana anterior comentamos que el llamado “impuesto verde” era un reconocimiento tácito del hecho de que el gobierno estatal no cuenta con recursos para llevar a cabo sus proyectos más emblemáticos, textualmente señalamos: “No es seguro que el dinero que se recaude tras la aplicación de este impuesto sea suficiente para enfrentar los costos que tendría el cumplimiento de sus promesas de campaña en el rubro de la infraestructura, por lo que cabría esperar que Samuel buscara nuevas fuentes de ingresos”.
Y pues acaba de suceder, en la reunión de gobernadores norestenses Samuel acaba de anunciar un programa de replaqueo que en teoría serviría para mejorar los esquemas de seguridad regional, pero que en la práctica significa un golpe al bolsillo de todos quienes poseemos un vehículo.
Era más o menos obvio que Samuel debería buscar fuentes de ingresos ante la situación que enfrenta el estado con todo y el celebrado aumento en las participaciones. Los recursos siempre serán insuficientes ante las necesidades de una sociedad que crece, como la nuestra.
Porque además no es solo el crecimiento poblacional del estado el que resulta en mayores necesidades, sino también hay que agregar a este los rezagos que arrastramos de años anteriores.
Consideramos que Samuel actúa con responsabilidad, al buscar fuentes de ingresos, lo fácil sería incurrir en contratar nueva deuda, que, aunque ya lo hizo, ello se debió a una situación emergente, como son los aguinaldos y prestaciones en un momento en que acaba de asumir el poder y ante la escasez de fondos existente. Su tesorero seguramente se lo advirtió, ya que él viene de la anterior administración.
El problema para Samuel, desde el punto de vista de la gobernanza, va a consistir en hacer coexistir las necesidades del estado y la obtención de recursos con la percepción por parte de los ciudadanos de que se les están quitando recursos.
Veremos cómo lo soluciona el gobernador.