dom. May 12th, 2024

Por Salvador Hernández LANDEROS

En corto o en público y las veces que sean, el gobernador debe controlar su temperamento y carácter, además de moderar su lenguaje grosero y ofensivo.

Samuel García Sepúlveda puede hablar como un barbaján de barriada, pero el gobernador debe expresarse con dignidad de acuerdo a su linaje.

El Congreso local y los diputados merecen respeto por lo que representan. En contrario, serán los ciudadanos quienes habrán de juzgar su desempeño.

Samuel García hizo un llamado público a los legisladores del PRI y del PAN, “A reflexionar porque están haciendo idioteces”. O sea, actos de un idiota.

Esto fue lo que dijo: “Ya están jugando con fuego, el día que un juez o un ministro se harte, porque están haciendo puras idioteces, y les hagan un desacato penal, van a terminar en la cárcel”. (sic)

Además de comparar a los diputados con un idiota y mandarlos a la cárcel, se llevó de encuentro la función jurídica de un juez o un ministro.

¿Se imaginan que un encargado de impartir justicia se harte de los excesos? Hay quejas de impunidad en México y …será esta ¿por algún hartazgo?

En algo se atiene Samuel al declarar que: “Con todo lo que hacen, los noto, ya muy desesperados, pero todo se va a ir a la Corte, donde hemos ganado todo

Después de mandar a los diputados idiotas a la cárcel, muy triunfalista afirma que “los nota desesperados y asegura que en la Corte gana todo”.

Eso de que “en la Corte gana todo”, hace pensar dos cosas. Una, que sus abogados son muy buenos, o, que de algo le sirve su relación con el presidente.

Alguien debe decirle al gobernador que el carácter comprende un conjunto de rasgos que la persona adquiere a través del aprendizaje diario.

En cambio, el temperamento es una tendencia constitutiva del individuo que tiene su origen en la herencia biológica y es innato. O sea, es de nacencia.

chavalolanderos@yahoo.com,mx

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