Por Salvador Hernández LANDEROS
La exigencia de que la IP y ciudadanos se dejen de ser “ecuánimes” y decidan si apoyan su gestión o al PRIAN, pone en “offside” al joven gobernador.
Esa petición es inédita, desde 1967, hace 56 años y 11 gobernadores, no se había visto, que exigieran a empresarios y ciudadanos, decidieran de qué lado están.
De esos gobernadores, sólo uno, Martínez Domínguez, sin título universitario. Ninguno de ellos llegó a los 33 años al cargo y menos con tres doctorados.
Pero tampoco, ninguno de los exgobernadores, exigió a los ciudadanos o a la iniciativa privada que dejaran de obrar con rectitud, justicia o imparcialidad.
Una persona “ecuánime” no suele dejarse llevar por la pasión. Y un hombre público, en el poder, debe huir de la exaltación al juzgar los actos.
El gobernador, con sus tres doctorados, no debe ignorar que ECUANIME tiene como sinónimos el sereno, imparcial, justo, moderado, equitativo y juicioso.
Pero independiente de esa ignorancia, el gobernador tentó a “El Diablo”, al exaltar a la 4T al calificarla de incorruptible en casa de los “conservadores”.
Luego de luchar durante cuatro años contra AMLO, ahora José Antonio Fernández Carvajal habrá de enfrentar los embates de Samuel García.
Fernández Carvajal, conocido como “El Diablo”, y demás empresarios han sido denostados, ofendidos y calificados de corruptos por López Obrador.
El gobernador, sin preguntarle y sólo por sus actos, ya se sabe de con quién está y los empresarios lo saben. Saben el futuro de Nuevo León en el 2024.
Ahora, si quiere saber con quién están los ciudadanos. Que vaya a las paradas de camiones y del Metro. donde carecen del agua y construcción de las líneas 5 y 6. Así de sencillo.