Gerson Gómez

Descubrimos parte del universo. Desde el nuevo telescopio espacial. Algunas imágenes contundentes. Hablan de la maravilla de la creación. En todo el esplendor de las galaxias. Las estrellas, los planetas. Cada una mantiene el equilibrio.

Con seguridad no somos los únicos seres racionales. Aunque si somos la especie con acentuación de autodestrucción. Lastimar al hermano. Someter a esclavitud a quien difiere. Aplastar con calificativos lastimeros.

Cada uno trabaja en beneficio de su clan. Movilizan sus afectos en beneficio de quienes les prestan el nombre. Así acumulan riquezas interminables en varias generaciones.

Asumimos la vergüenza de reinar sobre lo efímero. Principados y potestades las rigen con el azoro de la fe. Entre tanta maldad y malicia el segundero del apocalipsis avanza.

El cha cha cha de los marcianos llegaron ya coloca jocosidad y alegría. De existir, como debe serlo, elementos de vida en otras geografías, muchas de ellas desconocidas, con seguridad observaron los detalles.

Vieron a un simplón como Donald Trump con su intención de construir muros, en vez de puentes. Disfrutaron, como algunos sostienen la meritocracia de los reptilianos, jugar a Denis Rodman, Scottie Pippen y Michael Jordan.

Los estudiaron como fenómenos de potencial acrobático. Incluso se fotografiaron con ellos. A los lideres espirituales, gubernamentales y de opinión les colgaron la tacha en sus expedientes.

Entristecidos se marcharon no como lo imaginó el guionista en la Guerra de los Mundos.

Decidieron darles 50 años para regresar. Cuando ya solo queden las cucarachas y las revistas contraculturales mexicanas Oficio y Generación.