Raúl Guajardo Cantú
El gobernador del estado, Samuel García, ha definido su horario de trabajo, el cual será de entre 40 y 48 horas a la semana, ya que no especificó si sábados o domingos serán para él hábiles, aunque ha dado muestras de que los fines de semana los reserva para sus actividades personales. Él trabajará de 9 a 5.
Está bien que el gobernador defina su horario de trabajo, solo que el cargo de gobernador no se lo puede quitar y poner a voluntad, resulta que es gobernador las 24 horas del día y no solo 8 de esas 24.
Una muestra de que es gobernador a tiempo completo nos la da el fuero que tiene en su calidad de gobernador, ese fuero lo protege como se dice 24/7, de donde se derivaría que no puede, aunque quiera, tener días u horas libres.
Obviamente lo anterior no quiere decir que el gobernador deba trabajar 24/7, sería inhumano para cualquier persona que se le pidiera algo así, sin embargo, sí se espera del gobernante que este disponible a cualquier hora, porque un incendio forestal, un accidente de grandes repercusiones requiere esa disponibilidad, recordemos el caso del choque del Metro en CDMX cuando Claudia Sheinbaum no se encontraba en la ciudad y tuvo que volver de inmediato, a eso nos referimos: disponibilidad.
Podemos entender que, como humano e independientemente de su cargo, se quiera solidarizar con su esposa, eso es encomiable, muy importante desde el punto de vista humano. El problema consiste en que, aunque en el país parece que el cumplimiento de las leyes parezca opcional, no lo es, y la ley le impide en tanto sea gobernador, participar en las campañas políticas. Él lo sabe, es un hombre de leyes.
Esperemos que Samuel encuentre la forma de compaginar su actuar como gobernante y sus necesidades como persona, todo ello sin pasar por encima de la ley, porque, al final de cuentas, si hacemos como que el cumplimiento de las leyes es opcional, podemos caer en una situación en que ya la ley no es la ley.
En esos casos viene a verse que el Estado deja de ser viable y se impone la ley del más fuerte, nadie quiere eso.