sáb. May 18th, 2024

Luz María Ortiz Quintos

Ante las situaciones de acoso escolar que sufren los estudiantes por parte de sus compañeros, nos preguntamos: ¿qué estamos haciendo como Padres de Familia? ¿qué educación estamos procurando? ¿qué valores estamos enseñándoles a nuestros hijos? ¿qué clases de personas estamos formando? ¿personas que son capaces de maltratar, intimidar, ofender, amenazar, y en ocasiones hasta golpear a sus compañeros o compañeras? ¿Cuántos testigos hay alrededor y ven esas situaciones que se presentan al interior de las escuelas? En algunas ocasiones debido al bullying que sufren los menores de edad, los lleva a atentar contra su propia vida. (Casos que ya hemos visto en Nuevo León). Es urgente educar a nuestros hijos a saber comportarse y tratar bien a los maestros y compañeros. Vivimos en una sociedad en la que va en aumento los casos de violencia intrafamiliar y esto que viven los hijos al interior de casa, es lo que da como resultado, generaciones violentas. El acoso o bullying siempre se ha dado, pero va en aumento y lo peligroso de estos momentos es el uso de las armas, que en ocasiones se encuentran al alcance de los menores de edad. Padres de Familia, hagamos el esfuerzo de educar a nuestros hijos, y para ello es conveniente que hagamos conciencia de lo que ven en casa, en familia; esto es lo que ellos imitan y harán a los demás, erradiquemos la violencia intrafamiliar. Es en cada familia en dónde se aprende a hacer el bien o a dañar a los demás, ¿qué conductas estamos permitiendo en la vida de nuestros hijos? ¿qué juegos practican? ¿qué clase de películas, series o programas de televisión o por internet ven? Como sus padres ¿cómo les hablamos a nuestros hijos? ¿cómo los tratamos? ¿qué les decimos? Recordemos que violencia genera violencia, para erradicar la violencia, requerimos crear ambientes en los que se viva con respeto y disciplina en el interior de cada familia y que pongamos mucha atención para identificar si nuestros hijos son los agresores, debemos reconocerlo de manera honesta y no permitirlo. Es importante hablar con nuestros hijos, preguntarles cómo se sienten, conocerlos y no dar por hecho que están bien.

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