Faraón decidió que era necesario matar a los hijos varones de los hebreos, pero hubo dos mujeres, Sifra y Fúa, parteras de profesión, que desobedecieron a la autoridad porque tenían temor de Dios.

Inspirado por Dios, Moisés escribe la historia de Génesis a Deuteronomio y registra los nombres de estas dos mujeres pero deja al líder de Egipto en el anonimato.

Para el mundo actual, el nombre de un líder mundial es más importante que el de dos parteras, pero en el cielo se reconoce de manera distinta a las personas, y las cualidades que son celebradas en la tierra no necesariamente son aprobadas y promovidas por Dios.

No todo lo que es un éxito en la tierra, lo es en el cielo, y aunque nuestras decisiones puedan traernos fama mundial, la verdadera atención que debemos buscar para nosotros y nuestras generaciones, es la del Padre celestial, a través del cumplimiento del propósito para el que fuimos diseñados y el ejercicio de nuestra profesión alineado a la visión de Dios. 

¿Está alentando a sus hijos a ser importantes ante el mundo, o ante Dios?

Jesús le dijo a los 70 que envió con poder a sanar y echar fuera demonios que no se regocijaran de que los demonios los obedecieran, sino que sus nombres estuvieran escritos en el Libro de la Vida.

Los nombres de Sifra y Fúa están en él, porque sus acciones reflejaban claramente cuál era su fe y en Quién estaba su obediencia. Viva de tal manera que también esté inscrito el suyo.

¿Cree esto? Hable con Dios, lea la Biblia y descúbralo.  Solo la Verdad nos hará verdaderamente libres.

Éxodo 1 | Lucas 10:20 | Apocalipsis 20:11-15

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