vie. Jul 26th, 2024

Cosas del Tony

Por: Antonio Sánchez R.

Antes que nada, quisiera expresar mis más sinceras felicitaciones a todas las madres lectoras (y a las no lectoras) de estas letras, deseándoles lo mejor y que sean consentidas hoy y siempre. Pasemos al tema de esta semana:

Hace unos días tuve la oportunidad de escuchar las palabras del reconocido analista político Federico Reyes Heroles, quien señala algunos aspectos interesantes que podemos encontrar en las llamadas “consultas” de opinión, también conocidas como “Encuestas” o “Sondeos”, instrumentos que frecuentemente presentan fallas en su estructura o en su metodología.

Y aunque sostiene que las diferentes empresas encuestadoras realizan un trabajo “serio”, también deja entrever que no es raro que fallen en sus resultados y presenten panoramas erróneos, sobre todo cuando el trabajo que se realiza es en torno a campañas políticas.

Aquí mismo, ya hemos señalado en algunas ocasiones que, en los últimos años, este instrumento de medición ha servido más como instrumento de promoción, ya que los números, las estadísticas, los resultados que se ofrecen no son reales, son inventados y cada candidato puede contratar a la “casa encuestadora” que le fabrique, a determinado precio, un panorama acorde a sus intereses.

Hacer una encuesta casa por casa implica un arduo trabajo para quien tiene qué caminar, a veces sufriendo las inclemencias del clima y, también a veces, soportando el mal humor de algunos ciudadanos o, también por lo regular, levantando datos que suelen no ser la verdad de quien respondió la encuesta.

Lo que arroja una encuesta o un sondeo, la consulta en general, es la opinión de la gente, la “sagrada” opinión pública, misma que podría estar tergiversada ya no sólo por la casa encuestadora, sino por los mismos encuestados, por aquellos que prefieren mantenerse en la penumbra, en el umbral o en lo que se ha llamado la “espiral del silencio” y pudiera ser, en determinado momento, un arma de doble filo.

Existe un texto precisamente en torno a esto y bajo este título, cuya autora es Elizabeth Noelle-Neumann. “La espiral del silencio. Opinión pública: nuestra piel social”. Recomendado para quienes se interesan en fenómenos sociales como el que nos ocupa, este texto muestra a detalle todo lo que concierne al comportamiento humano en este sentido.

Les comparto los últimos párrafos de la introducción a la segunda edición americana de este libro, de 1992, misma que nos sirve para adentrarnos en los difíciles terrenos de la opinión pública.

“La eficacia de la opinión pública como fuerza poderosa capaz de resolver conflictos, derribar gobiernos y oprimir a los individuos que se le resisten hasta que el «miembro muerto se desprende del cuerpo social» se ha descubierto cada vez en más lugares nuevos: en los relatos de la Biblia y en Homero, en las leyes no escritas de la Antigüedad, en los cuentos de hadas y en la actualidad.

“En los últimos años la historia nos ha dado una gran lección sobre la opinión pública con la caída del marxismo en Europa Oriental. Aristóteles sostenía que un rey que pierde el apoyo de su pueblo deja de ser rey. Deja de ser rey, de ser dictador, de ser gobernante. La destitución de los gobernantes de Europa Oriental nos recuerda estas palabras de Goethe: «Y puedes decir que tú fuiste testigo de ello».

“Si entendemos la fuerza de la opinión pública, no nos engañaremos pensando que podemos ser «buenos» ciudadanos con completa independencia de la presión de la opinión pública. Y seremos más prudentes al juzgar a otros que, en determinados momentos y determinadas circunstancias, tienen que ceder ante la opinión pública”.

En resumidas cuentas, debemos ser prudentes a la hora de decidir a quién queremos como representante en el poder legislativo o a quién nos vaya a gobernar en nuestro municipio, estado o país, analizando las tendencias reales y sin dejarnos llevar por supuestas consultas que, finalmente, no son otra cosa que estadísticas fabricadas, mentirosas.

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