vie. Oct 25th, 2024

Gerson Gómez Salas

Los mirones son de palo. Dice el dicho mexicano. Después del home run de Andrés Manuel al mencionar a su hijo Gonzalo Alfonso López Beltrán como honorario informador de los avances del Tren interoceánico.

Hace falta entender lo inexplicable. Como la riqueza de los hijos de Martha Sahagún en PEMEX. Como la banalidad de Angelica Rivera y su casa blanca. Como la increíble historia de una chocolatería de la familia López Beltrán.

Gonzalo, no sabemos de cual partida federal sale el estipendio para pagar sus pasajes, para supervisar como presidente honorario el proyecto. Los pocos datos disponibles de su trayectoria educativa o profesional lo mencionan como sociólogo y ex trabajador de una franquicia de ligas mayores de beisbol estadunidense.

Suponemos Gonzalo no come es sibarita o ermitaño faquir. Camina desde la ciudad de México o pide aventón a los autobuses de pasajeros. Viaja como los Polivoces en la sensacional película del “Aviso Inoportuno”.

Este prohombre del siglo XXI, a quien el presidente de la austeridad republicana, lo recibe, escucha los reportes de avance, mientras los secretarios de estado esperan en sala para tratar temas serios de la actualidad nacional. Por ejemplo, los rompecabezas de descuartizados, las inundaciones en las hermosas playas del caribe o la visita de Paul McCartney a México.

Honorarium es un adj. Dicho de un título o de un cargo: Que se tiene con los honores, pero sin las responsabilidades y funciones efectivas que conlleva.

Según RAE es la cualidad moral que lleva al cumplimiento de los propios deberes respecto del prójimo y de uno mismo. 2. m. Gloria o buena reputación que sigue a la virtud, al mérito o a las acciones heroicas, la cual trasciende a las familias, personas y acciones mismas de quien se la granjea.

Ahora si señor presidente, bateo como todos sus antecesores. Decepción ramplona.

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