sáb. May 18th, 2024

Arnulfo Vigil

El tratamiento del problema del agua por parte de las autoridades de gobierno, a la cabeza Samuel García, ha sido muy plano desde el principio, es decir, desde que inició la crisis del agua. Y no sólo porque el gobierno anterior haya descuidado ese rubro, que sí lo hizo, sino porque no impera la democracia en dicho tratamiento.

    Por plano debe entenderse la ausencia de un esquema real tanto cuando haya agua como cuando no haya, o sea, un plan general establecido en leyes y reglamentos para que de una vez por todas se aleje el fantasma de la sequía. Por otra parte, la sequía no ha sido atendida como se merece, porque Monterrey y su área metropolitana nunca han sido secas. Si lo fuera no la hubiera fundado Diego de Montemayor y amigos. No se funda en el desierto. 

    Y la falta de democracia en el agua cala en la mayoría de los ciudadanos. ¿Por qué unos sí tiene agua y otros no? ¿Por qué unos cuantos acaparan el agua de millones de ciudadanos? Si el agua es un derecho humano consagrado en varios documentos internacionales, entonces esas preguntan no deberían de pronunciarse. Es más, ni siquiera habría preocupación por la falta de agua, porque simple y sencillamente no faltaría. 

      Y entonces sale a la luz pública que encumbrados personajes de la política, de variopintos partidos, utilizan mucha agua que casi no pagan. Olga Sánchez Cordero, la ex Secretaria de Gobernación y hoy senadora por Morena gasta al año 1,267,136 m3 y ni siquiera paga al año $2369,544; Benjamín Clariond Reyes,454,500 m3 y no paga $849,915; Arturo B. de la Garza134,522 M3 y no paga $251,556; Fernando Canales Stelzer 90,000 m3 y no paga $168,300.   

    No pos así cuando. Y falta Fernando Elizondo Barragán, con hondos intereses en Arca, la compañía fabricante y distribuidora de la Coca-Cola (“Las aguas negras del imperialismo yanqui”). Y falta José Antonio Fernández, “El Diablo” a la sazón encargado de la cervecera Cuauhtémoc y de los depósitos llamados Oxxo, que requiere millones y millones de metros cúbicos de agua para producir sus cervezas. Y también falta la Leche Lala, que ni es leche ni la la la sino un gran porcentaje de agua para batir el polvo de leche que traen de Suiza y de otros países.

    Y faltan más anomalías. La Refinería de Cadereyta que necesariamente debe tener metros y metros cúbicos de agua para sus procesos. Y la empresa acerera argentina Ternium. Y otras empresotas. Que toman más del 60 por ciento del agua del subsuelo. 

    Claro, es un asunto de Conagua, la dependencia federal. Ese ente descentralizado de gobierno es el que autoriza la perforación de pozos a particulares. Y entonces ahí está el detalle, como dijo el filósofo mexicano. ¿Cuáles fueron los convenios para la extracción de agua? ¿Cuánto pagan esas y otras empresotas por el uso de agua? Si el agua es de la nación entonces es necesario conocer los pagos y los convenios realizados entre Conagua y las empresas. Y ese es un asunto de democracia. De democracia del agua. Y si no hay democracia entonces hay protestas y las protestas pueden convertirse en un estallido social de proporciones marca agme.

    Y a todo estos ¿A poco el gobernador del estado, Samuel García, no sabía de esta cuestión? Si no lo sabía, entonces sus asesores no le ayudan; si lo sabía entonces está mintiendo a la población.      

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